Así Habló el Maestro Programador:

«Cuando hayas aprendido a sacar el código de error, será hora de que te vayas».

1.1

Algo misterioso ha sido concebido, nace en el vacío silencioso. Esperando solitario e impasible, está a la vez inmóvil y sin embargo en constante movimiento. Es la fuente de todos los programas. No conozco su nombre, así que lo llamaré el Tao de la Programación.

Si el Tao es grandioso, entonces el sistema operativo es grandioso. Si el sistema operativo es grandioso, entonces el compilador es grandioso. Si el compilador es grandioso, entonces la aplicación es grandiosa. El usuario está complacido y hay armonía en el mundo.

El Tao de la Programación fluye en la lejanía y retorna en el brisa de la mañana.

1.2

El Tao engendró el Lenguaje Máquina. El Lenguaje Máquina engendró al Ensamblador.

El Ensamblador engendró al Compilador. Ahora existen diez mil lenguajes.

Cada lenguaje tiene su propósito, por muy humilde que sea. Cada lenguaje expresa el Yin y el Yang del software. Cada lenguaje tiene su lugar dentro del Tao.

Pero no programes en COBOL si puedes evitarlo.

1.3

En el principio era el Tao. El Tao engendró el Espacio y el Tiempo. Por lo tanto, Espacio y Tiempo son el Yin y el Yang de la programación.

Los Programadores que no comprenden el Tao siempre se quedarán sin tiempo ni espacio para sus programas. Los Programadores que comprenden el Tao siempre tienen suficiente tiempo y espacio para lograr sus objetivos.

¿Cómo podría ser de otra manera?

1.4

Al programador sabio le hablan del Tao y lo sigue.
Al programador medio le hablan del Tao y lo busca.
Al programador necio le hablan del Tao y se ríe.

Si no fuera por la risa, no habría Tao.

Los sonidos más agudos son los más difíciles de escuchar.
Ir hacia adelante es una manera de retroceder.
El gran talento se muestra tarde en la vida.
Incluso un programa perfecto tiene aún errores.