Así Habló el Maestro Programador:

«Dejad que los programadores sean muchos y los gestores pocos, entonces todos ellos serán productivos».

6.1

Cuando los gestores mantienen reuniones eternas, los programadores escriben juegos. Cuando los contables hablan de beneficios trimestrales, el presupuesto para el desarrollo está a punto de ser recortado. Cuando los científicos hablan de cielos despejados, las nubes están a punto de aparecer.

Ciertamente, esto no es el Tao de la Programación.

Cuando los gestores se comprometen, los juegos son ignorados. Cuando los contables hacen planes a largo plazo, la armonía y el orden están a punto de ser restaurados. Cuando los científicos se centran en los problemas inmediatos, los problemas estarán a punto de resolverse.

Ciertamente, esto es el Tao de la Programación.

6.2

¿Por qué los programadores no son productivos? Porque desperdician su tiempo en reuniones.

¿Por qué los programadores se vuelven rebeldes? Porque los gestores interfieren demasiado.

¿Por qué los programadores renuncian uno tras otro? Porque han sido explotados.

Habiendo trabajado para una mala gestión, ellos ya no valoran sus empleos.

6.3

Un gerente estaba a punto de ser despedido, pero un programador que trabajaba para él inventó un nuevo programa que se hizo popular y se vendió bien. Como resultado de ello, el gerente mantuvo su empleo.

El gerente intentó dar al programador una gratificación, pero el programador la rechazó, diciendo, «Escribí el programa porque pensé que era una idea interesante, y por eso no espero ninguna recompensa».

El gerente, al escuchar esto, comentó, «Este programador, aún estando en un puesto poco estimado, comprende bien el deber propio de un empleado. ¡Vamos a promocionarle al reconocido puesto de consultor de la dirección!».

Pero cuando dijo esto, el programador rehusó una vez más, diciendo, «Yo existo en tanto en cuanto puedo programar. Si fuera promocionado, no haría nada más que malgastar el tiempo de todos. ¿Puedo irme ya?. Estoy trabajando en un programa».

6.4

Un gerente se dirigió a sus programadores y les dijo: «En cuanto a sus horas de trabajo, van a tener que venir a las nueve de la mañana y salir a las cinco de la tarde». En esto, todos se enojaron y muchos de ellos renunciaron al momento.

Entonces el gerente dijo: «Está bien, en ese caso podéis establecer vuestro propio horario de trabajo, siempre y cuando acabéis los proyectos a tiempo». Los programadores, ahora satisfechos, comenzaron a llegar al mediodía y trabajar hasta altas horas de la madrugada.