Noli me tangere (1441), de Beato Fra Angélico.
Y al tercer día resucitó. Y hete aquí que el cristianismo se hizo religión. Después de una semana de película llega el final feliz, la alegría inmensa que sigue al dolor: la redención y liberación del pecado de la humanidad por el Hijo de Dios (no, éste Hijo de Dios). Leer más
Ayer se conmemoraba la muerte de Cristo en la Cruz y hoy su descenso al abismo. El Sábado de Gloria se supone que es un día de incertidumbre, de espera, y esperanza, por el momento de la Resurrección. Leo que es el día de espera litúrgica por excelencia, que se expresa con la ausencia de celebraciones o símbolos visibles en las iglesias, por ejemplo se apagan las luces o se deja el altar desnudo; y culmina una vez ha anochecido con la principal celebración cristiana del año, conocida como Vigilia Pascual. Leer más
Pues hemos llegado al primer día grande de la Semana Santa, el Jueves Santo, en el que se conmemora nada menos que la institución del sacramento de la Eucaristía en la que se conoce como Última Cena de Jesús con sus discípulos. También se recuerda la oración de un Jesús muy humano en el Huerto de Getsemaní, con miedo, angustia ante lo que está por venir, y soledad; pero comprometido con la voluntad de Dios. Leer más
Pues hemos llegado al último de los llamados días menores de la Semana Santa, nada menos que el día de la condena a muerte de facto a Jesús, porque desde el Sanedrín o Corte Suprema de la ley judia, presidido por un conspirador Caifás muy amiguito de los romanos, se acuerda tras interrogarle su entrega al prefecto de Judea, a Pilatos, para celebrar el juicio público que finalmente acabaría con la condena a muerte en la cruz de Jesús. Leer más
El Martes Santo (perdón) es un día en el que se recuerda la capacidad premonitoria de Jesús, eso sin contar los días que lleva anunciando que su tiempo va a llegar, y no se refiere al milenarismo. A mí no me resulta difícil imaginar que en estos días veamos a un Jesús más irascible, cuando no totalmente encabronado como ya vimos en la expulsión de los mercaderes del templo, sabiendo que su muerte está cerca y que encima va a ser un tormento en toda regla. Por eso no puedo más que ver cierto rencor por chivarse a todos de la traición de Judas (aunque hay quien afirma que hubo complicidad), y un poquito de resentimiento al anunciarle a Pedro sus negaciones. Leer más
La expulsión de los mercaderes del templo (hacia 1600), de El Greco. Óleo sobre lienzo.
Tras el domingo de Ramos llega este Lunes Santo en el que según leo se recuerdan dos hechos sobre todo, el primero transcurre en Betania (Bethany), una aldea a unos tres kilómetros de Jerusalén donde vivían los hermanos Marta, María y Lázaro, amigos de Jesús; sobre todo Lázaro que imagino debía estarle bastante agradecido tras el conocido episodio de su resurrección días antes. El caso es que una María agradecida a Jesús por la resurreción de su hermano y sintiéndose perdonada por su anterior vida de pecado, ungió los pies de Jesús con perfume de nardo, carísimo por otro lado que, lejos de ser reprochado por Jesús, y a pesar del intento de Judas Iscariote, lo acepta como anticipo de su muerte que siente ya próxima. Leer más
Cristo entrando en Jerusalén (1320-1330), fresco de Pietro Lorenzetti.
Debo empezar confesando que no soy creyente, aunque reconozco que no me gusta utilizar la acepción ateo porque me resulta tan excesiva que, por creer, no creo ni en el ateísmo. Cosas del excepticismo extremo. Leer más
