Bendito sea el hombre que no teniendo nada que decir, se abstiene de demostrárnoslo con sus palabras.
Sin el tiempo, el mundo perdería la angustia de la espera y el consuelo de la esperanza.
Al parecer, toda la historia humana no hace más que repetir una cosa: que es solo lo que era.
La mente es un sirviente maravilloso pero un amo terrible.
Las personas sólo cambiamos de verdad cuando nos damos cuenta de las consecuencias de no hacerlo.
