Voy despacio, pero jamás desandando lo andado.
La reflexión calmada y tranquila desenreda todos los nudos.
Hay dos maneras de difundir la luz… Ser la lámpara que la emite o el espejo que la refleja.
En la naturaleza nada hay superfluo.
Siempre hay un momento en la infancia en el que se abre una puerta y deja entrar al futuro.
La mente es un sirviente maravilloso pero un amo terrible.
